Spring

Spring
Primavera en Mannheim, Alemania. Paisaje fotografiado y editado por mí.

domingo, 27 de diciembre de 2015

Terrae, Aqvae, Aeris, Ignis


Ossessione, Roberto Ferri.

Un año más se termina, de manera que esta será la última entrada del 2015. De antemano espero que todos hayan tenido un año fructífero para sus vidas y que el nuevo lo sea aún más. Para esta ocasión regreso al tema de la alquimia, que toqué ligueramente cuando les hablé del Sigillum Dei Aemaeth en la entrada de Septiembre. De seguro muchos han escuchado hablar sobre ella, tal vez por la difundida imagen de la transformación de los metales en oro y la búsqueda de la piedra filosofal. Pues bien, aquella idea es sólo una pequeña parte de una compleja escuela que reunió pensadores de áreas del conocimiento tan variadas como la química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte, por más de 2500 años y que sentó las bases para las industrias actuales de la química y la metalurgia. 

Si bien tras el declive de la alquimia los alquimistas pasaron a ser vistos como brujos o charlatanes del pasado, fueron en su momento sabios y científicos buscando explicar el mundo y movidos por la más innata y elemental curiosidad humana: el deseo de entender la naturaleza y el papel universal que juega el hombre en ella. 

Practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia, la India, China, la Antigua Grecia, el Imperio Romano, el Imperio Islámico y en Europa, los objetivos más comunes eran la transmutación de metales base en metales nobles; la creación del elixir de la inmortalidad; la creación de La Panacea, una medicina universal capaz de curar cualquier enfermedad y de prolongar indefinidamente la vida; y el desarrollo del Alkahest, un solvente universal en capacidad de disolver cualquier metal y de devolver a su materia original, o éter, a cualquier cuerpo terrestre por medio del cambio en la polaridad de sus moléculas.

Los alquimistas debían purificarse en cuerpo y mente por medio de la oración y el ayuno, pues la perfección de cuerpo y alma era requerida para alcanzar el Opus Magnum, o la Gran Obra, proceso que guiaba a la creación de la Piedra Filosofal; y la Gnosis, también conocida como el Conocimiento Espiritual o la Iluminación Mística.

Al englobar tantas disciplinas diferentes, la alquimia constituye en sí un vasto y complejo ámbito de análisis con una rica simbología, por lo que el día de hoy quiero centrarme no en los aspectos generales de la misma, sino compartirles un poco sobre los 7 Pasos de la Transformación Alquímica.

Los 7 pasos son no lineales y permiten el crecimiento de la Conciencia en todas sus direcciones. Están relacionados con los 7 chakras y los 7 planetas reconocidos por la alquimia y son parte de un proceso de Transformación permanente. Ellos son:

- Calcinación: El proceso de Calcinación está pensado para destruir las ataduras del Ego (étimo latino del “Yo”) a las cosas materiales. Físicamente, la Calcinación está relacionada con el ejercicio y químicamente con el fuego, el cual está en la potestad de quemar todo el material indeseable. Psicológica y espiritualmente representa las flamas de la Alta Conciencia, que queman los desechos de los hábitos, creencias y limitaciones restrictivas del Yo.

- Disolución: Durante la Disolución la Mente Consciente es obligada a renunciar al control de todo, por lo que las ideas materiales son destruidas dentro de la psique y el mundo interior. Esta fase está asociada con el segundo chakra y la Kundalini, una energía infinita imperceptible con forma de serpiente enroscada alrededor del  Muladhara, o primer chakra. Durante la Disolución se experimentan sueños y visiones profundos que expanden los límites de la mente racional.

- Separación: La Separación está asociada con el tercer chakra. Durante esta fase el alma se vuelve una con el espíritu y por primera vez experimenta una perspectiva más amplia traída a la percepción diaria. Esta nueva perspectiva le brinda al alma el discernimiento necesario para separar y descartar los materiales indeseables del Ser. Cuando todas las actitudes y creencias indignas son descartadas en el paso de la Separación, más aspectos del Yo son revelados. Ahora que todas las energías desgastantes han sido identificadas y liberadas, hay más energía de la conciencia disponible para continuar con el proceso de transformación y crecimiento.

- Conjunción: El cuarto chakra está asociado con el proceso de la Conjunción, durante el cual se lleva a cabo la unión de dos lados de la conciencia: el solar y el lunar, masculino y femenino. Esta fase también representa la unión de la materia y el espíritu, juntando los tres pasos anteriores y los tres pasos posteriores. Durante la Conjunción, sólo las partes más puras del Yo son recombinadas para transformarse y un nuevo tipo de inteligencia del corazón nace.

- Fermentación: La Fermentación, asociada al quinto chakra, representa la nueva vida que surge de la putrefacción de otro organismo vivo. Se sugiere la presencia de una nueva vitalidad. Este paso es importante para la solidificación permanente del alma y para que la nueva fuerza vital se imponga con su presencia sobre la identidad original del individuo. El nuevo poder espiritual empieza a rejuvenecer y a vigorizar la nueva vida, adicionando un nuevo nivel de visión, identidad e inspiración divina a la percepción.

- Destilación: De la misma manera en que el agua destilada es hervida para aumentar su pureza, la psique es agitada y retada durante el proceso de Destilación para asegurarse de que las formas bajas de pensamiento, hábitos y contenido de nuestro Ego original sean completamente separados del Ser fermentado. En este punto, la Kundalini es levantada del chakra sacro (el primer chakra) hasta el cerebro y la glándula pineal y es representada por el chakra del tercer ojo en el centro de la frente. Técnicas como la introspección y la reflexión son usadas en esta etapa para identificar aquellas cosas que no pertenecen al nuevo Yo renacido. La Destilación permite que el individuo se refine y purifique de todas las funciones bajas, al tiempo que la presencia espiritual sublimada es liberada dentro de sí mismo.

- Coagulación: La Coagulación es la precipitación del fermento purificado surgido durante la Destilación. La operación final de la Coagulación ocurre en el séptimo chakra, ubicado sobre la cabeza, que afecta la glándula pituitaria. Se cree que algún tipo de ambrosía cerebral es liberada por la glándula pineal para ser combinada con la materia de la glándula pituitaria con el fin de dar nacimiento al Cuerpo Permanente de Luz, el cual es el vehículo inmortal de las altas aspiraciones y aspectos evolucionados de la mente. El Cuerpo de Luz retiene las memorias y sentimientos del tiempo vivido en la tierra y es capaz de volverse uno con alma y espíritu en el momento de la muerte; es similar al concepto del cuerpo astral surgido y purificado a través de ciclos repetitivos del proceso completo hasta que la verdadera esencia de las facultades astrales y mentales del individuo son lo único que queda. El Ser remanente es el renacimiento y esa es la parte que es inmortal y nacida de la humanidad. Este Cuerpo de Luz es la Piedra Filosofal de los alquimistas, lograrlo también es referido como un retorno al jardín del Edén y denota una unificación sólida con la mente divina.

¿Todo un proceso complejo de liberación y purificación, verdad?

Pues bien, espero que estos siete pasos para lograr la Piedra Filosofal les hayan interesado y dado material nuevo para aprender. No me quiero extender más, porque estos temas siempre llegan a ser un tanto pesados, así que espero que hasta aquí haya sido de su agrado. Como es costumbre, les comparto un poema de mi autoría para el cual me inspiré escribiendo esta entrada y una canción del grupo Enigma llamada The Alchemist, de su álbum A Posteriori, que nos viene como anillo al dedo. Les recomiendo muchísimo a este grupo si desean escuchar algo profundo y diferente.

Perpetua, Roberto Ferri.


El Alquimista

En mi núcleo secreto
reposan los elementos
y en mi frente
un ojo que contempla
absorto
los portales de Babilonia.

¿Quién fue el primero
en susurrar mi nombre?
¿Quién inflamó la estrella
que fue signo
de mi nacimiento
y sello de mi destino?
¿Qué maestro entornó
su lengua alrededor de sus
colmillos
y decidió la cantidad
correcta de aliento
capaz de
conjurarme?

Ahora yo conjuro.
Yo convierto,
como Midas de mi propia
Alquimia.

Dime qué astro se asoció
a mi elemento,
si soy hijo del
Ébano o del Mercurio,
y permíteme decidir
por mí mismo
el peso de mis misterios,
la medida correcta
de Azufre,
la distancia que me separa
del centro oscuro
del Enigma de
Dios.

En ese instante
 te diré a cambio
que soñé con el nacimiento divino
de una nueva esencia,
vi la sustancia primordial
enroscarse en el borde del precipicio,
escuché de unos labios ocultos
tres veces tres
y observé cómo las estrellas
sonríen con amargura
desde sus nichos de vacío.

No temas si
en nuestras mentes
se concibe el imposible
y si nuestras pretensiones
nos llevan a ser menos
humanos.
El único portal
que se abrirá a nuestras
preguntas
es el Divino,
un plano que se levanta
sobre nuestras cabezas
y nos habla del
olvido,
y un estado
que durante siglos
hemos imaginado
pero no entendemos.

Para mí nunca existió
el punto de regreso,
incluso si el miedo me atenaza
 no puedo dejar de
seguir adelante.

Y de cuestionar.

Me he unido al ciclo interminable
de las Transmutaciones.
_______________________________
Estefanía Figueroa Buitrago 


Saludos a todos y que terminen de tener un buen Diciembre. Ya saben que aprecio mucho sus comentarios. También, si tienen ideas o ganas de un tema que les gustaría tratar, me lo pueden dejar como sugerencia. Un abrazo.

Referencias

domingo, 22 de noviembre de 2015

Las Hijas del Espino

"[...] Esto que me lleva
lejos de mi amor
es un árbol,
el preferido de las reinas,
y somos nosotras
del Espino,
sus raíces."

- Annabella Byron, Lucía Estrada.

The Three Sisters, Nona Limmen.

Pocas cosas de este país siento y vivo con energía como la poesía de los maravillosos exponentes Colombianos. Personas que han vivido y sufrido la vida de mil maneras diferentes y que han tenido la sensibilidad para expresar ideas, sentimientos, anhelos y recuerdos de una forma que reinventa al idioma y le da nuevas alas para alcanzar planos antes inalcanzables.

Estoy segura que, aún sin un acercamiento a la poesía, muchos nombres les sonarán familiares, sea José Asunción Silva, Aurelio Arturo, León de Greiff, Porfirio Barba Jacob o muchos otros a los cuales el tiempo se ha encargado de posicionar arraigadamente en el sentir de un pueblo. Pero también es cierto que hay otros talentos, tal vez más contemporáneos, que pasan desapercibidos, o mejor, que apenas se están revelando como los magníficos artistas que son.

El día de hoy deseo hablarles de una poetisa nacida en 1980 en la Ciudad de Medellín, a quien llegué casi por coincidencia. Su nombre es Lucía Estrada. Hace un año y medio aproximadamente me encontraba en la Librería Nacional, ojeando las secciones para pasar el rato. Pasé rápidamente la de literatura fantástica y llegué a la de poesía. Siempre hay libros grandes que llaman mucho la atención, pero cuyo contenido no siempre disfruto, y otros muchos más pequeños perdidos entre esos. Casi al azar tome uno de esos libros delgados (de esos que no llegan ni a las 100 páginas) y le eché una ojeada a la portada. “Premio de Poesía Ciudad de Medellín 2005. LAS HIJAS DEL ESPINO. Lucía Estrada.” Abrí una página cualquiera y bajo el título de Clitemnestra leí:

"El brillo de tres espadas
se consuma hoy
en mis manos:

elige
a cuál de todos

               confiarte."

No recuerdo muy bien qué fue lo que más me gustó en ese instante. Si el hecho que el poema se refería a la mitología griega, o la manera en que estaba escrito en pequeñas partes, o que tal vez no me esperara un escrito sobre la reina de Micenas en un libro de poesía Colombiana. Pudo haber sido todo eso, por supuesto, pero en este momento puedo decir con seguridad que lo que más me gusta es que seis líneas de escasamente tres o cuatro palabras cada una logren ser tan elocuentes. El poema nos ubica en un instante preciso de tiempo, no en un lapso de días, horas o minutos, sino en un segundo en donde tenemos que decidir el futuro de nuestro destino. Estamos ante la presencia de una mujer con poder que nos dice “tres caminos hay para ti, los tres me pertenecen. Elige el precipicio por el que vas a despeñarte”. Pero también es un diálogo de la reina consigo misma, una pregunta sobre su devenir y lo que ahora en adelante será.

Este primer poema me brindó, aún sin yo saberlo, una visión clara de lo que es la poesía de Estrada. En ella se entretejen lo mítico, el destino, la evocación, el misticismo, el olvido, la contemplación y el porqué, por medio de un lenguaje que deja de lado los adornos y se decanta por lo sobrio y contundente.

En Las Hijas del Espino conocemos a 51 mujeres y a los móviles de sus existencias tal y como son, ellas mismas en medio de sus circunstancias, mientras que al mismo tiempo somos encarados por sus preguntas, por sus dudas, por sus temores, por sus silencios y por su mismísima existencia. Mujeres de la mitología griega como Circe o Medea, mujeres muertas en la hoguera como Prisca o Guitamonda, artistas como Remedios Varo, escritoras como Sylvia Plath, compañeras de músicos como Cósima Wagner, escultoras como Camille Claudel, diagnosticada de esquizofrenia y recluida en un asilo hasta el día de su muerte, nos hablan a través de cada página y nos invitan a conocer su nombre, a imaginar sus rostros y a salvarlas del olvido y de la sombra de aquellos que en vida les arrebataron su apellido.

Como no vendrás a la cena de mis muertos,
ni sabrás para quién cavo esta tumba,
pongo desde ya
bajo tu lengua,
la hostia viva de mis alucinaciones.

Cada quien tomó su camino,
de izquierda a derecha
el más profundo.
Cada quien siguió atado
a la cinta mortal de su locura.

Escribe para que no vuelvan,
que yo comeré y beberé, como Alicia,
el rojo resplandor de la fiesta,
mientras el mundo termina de cerrarse
sobre mí.

No te asombres
si nuestras palabras
no son las de antes,
si nuestro destino, tal como se construye,
nos golpea el rostro y nos hiere
y nos deja completamente ciegos.

¿Qué hacer cuando ellos nos empujan?

Esa legión de ángeles ebrios,
terribles como el rostro
que se refleja por última vez.

No tardes.
Ya nadie nos espera.

- Zelda Sayre.

Hay nombres que exigen una búsqueda, palabras misteriosas que exigen ser desentrañadas, acciones que esperan ser entendidas, y es en este ejercicio en donde descubrimos y reinventamos a cada una de estas mujeres y quitamos un poco el polvo que se ha asentado en su recuerdo. Lucía Estrada le da voz y cabida a cada una de estas mujeres en sus versos, pero también nos enfrenta y nos pone cada a cara con el misterio de nuestro destino.

"Si preguntaras
a la piedra
respondería con tu nombre

el propio corazón
es el oráculo."

-Yocasta.

No me queda más que recomendarles que lean el trabajo maravilloso de Lucía, el cual en parte ha influenciado lo que yo escribo. Las Hijas del Espino no es su único libro, pero es un punto de partida con el que vale la pena empezar. Leyéndola jamás nos veremos perdidos en palabrerías innecesarias y ostentosas, nos veremos enfrentados por la terrible verdad de la realidad.

Finalmente, quiero compartirles mi poema Advenimiento y la canción Voveso in Mori de la banda Eluvietie. Les agradezco por leerme y por dejarme sus comentarios.

Advenimiento

Mira a través de mí
con tus ojos de fogata
y pasa las páginas de mi corazón
con el asombro que incita
la lectura de un libro sagrado.

No pretendas que sonría
como cuando éramos jóvenes.

Los pájaros en mi ventana
se tornaron en cuervos
que callan en el día y
graznan en la noche.
_______________________________
Estefanía Figueroa Buitrago 


"Que mis ojos mientan
                      lo que han visto
            esta noche

un gran augurio:
       ¡oh rey!
         el Cuervo
             se ha posado
                                sobre nuestras coronas."

- Hécuba.


Referencias:

domingo, 27 de septiembre de 2015

Sigillum Dei Aemaeth

"Alabado sea Dios en todos sus misterios y santificado en todo su trabajo. Este sello no debe ser observado sin gran reverencia y devoción.
Oh, Gran Sello de Verdad y Misterio, 
que las corrientes de poder que simbolizas fluyan en paz y armonía 
a través de las fuerzas que representas!"


Y por fin llega la entrada prometida, aquella que tenía pensado publicar el día del aniversario del blog y que terminé aplazando hasta ahora. En ese entonces había mencionado que trataría un tema místico, aunque eso ya lo habrán inferido si han visto el pentagrama de arriba. Aunque no me considero especialmente supersticiosa, los temas relacionados con religiones muy o poco conocidas, órdenes, cultos paganos, disciplinas, ocultismo, misterios de las civilizaciones, magia, entre otros, me llaman muchísimo la atención. Como tal, cada uno de estos campos representa una disciplina en menor o mayor medida madura con todo un contexto de fondo que, en su tiempo, logró gozar de popularidad o ser discriminada socialmente.

El día de hoy quiero hablarles sobre el Sigillum Dei, el Sello de Dios, un diagrama mágico cuya función es la de otorgarle a su portador, quien debe haber logrado la visión sagrada de Dios y sus ángeles, un poder sitiado por encima del de todas las criaturas vivientes, a excepción de los arcángeles. Este símbolo es más conocido por las escrituras y artefactos de John Dee, quien finalmente le dio el nombre de Sigillum Dei Aemaeth, o Sello de la Verdad de Dios. John Dee fue un matemático, astrónomo, astrólogo, ocultista, filósofo, navegante, consejero político, entre otros, que dedicó gran parte de su vida al estudio de la alquimia, la adivinación y la filosofía hermética (sí, el hermetismo, esa tradición filosófica y religiosa basada en los textos supuestamente dejados por el personaje mítico de Hermes Trimegisto, o “Tres Veces Grande”). Dee invirtió sus últimas décadas en intentar comunicarse con los ángeles y en aprender el lenguaje universal de la creación. Si bien el Sigillum Dei aparece en textos como el Liber Juratis (uno de los más importantes Grimorios de magia cabalística) y el Oedipus Aegyptiacus (el trabajo supremo de Athanasius Kircher sobre egiptología), fue Dee quien lo popularizó, al estudiarlo y modificarlo, creando así su propia versión.

El sistema de magia angélica de Dee, conocido como magia Enochiana, es un sistema de magia ceremonial basado en la invocación y comando de espíritus fuertemente arraigado con el número siete, el cual a su vez se relaciona con los siete planetas tradicionales de la astrología. Como tal, el Sigillum Dei Aemeth se compone principalmente de heptagramas (estrellas de siete puntas) y heptágonos (polígonos de siete lados).

El anillo exterior del Sello contiene los nombres de siete ángeles, cada uno asociado con un planeta. Para hallar el nombre de estos ángeles se deben ubicar en primera instancia las letras en mayúscula. Si la letra tiene un número sobre ella, se debe contar ese número de casillas en el sentido de las manecillas del reloj. Si, por el contrario, el número se encuentra debajo, la cuenta se realiza en el sentido contrario. Repetir este procedimiento genera las siguientes entidades, las cuales son asociadas a Ángeles de Luz, correspondientes a los poderes más interiores de Dios, que nadie, salvo él mismo, conoce:

Thaaoth (Marte)
Galaas (Saturno)
Gethog (Júpiter)
Horlwn (el Sol)
Innon (Venus)
Aaoth (Mercurio)
Galethog (la Luna)

Como ya he dicho, cada Ángel de Luz se corresponde con cada uno de los siete planetas reconocidos en la astrología, que a su vez se encuentran asociados a siete metales y símbolos en la alquimia.


En la parte interior del anillo exterior hay siete sigilos que, leídos en contra de las manecillas del reloj, reproducen la palabra “Galethog”. Estos sigilos son los Siete Asientos del Dios Único y Eterno, sus Siete Ángeles Secretos procedentes de cada letra que se refieren en sustancia al Padre, en forma al Hijo y ocultamente al Espíritu Santo.

Galethog.
Primer sigil: Galaas. Segundo sigil: Gethog. Tercer sigil: Thaaoth. Cuarto sigil: Horlwn. Quinto sigil: Innon. Sexto sigil: Aaoth. Sétimo sigil: Galethog.

Continuando con nuestro camino hacia el interior del sello nos encontramos con el heptágono exterior, en donde se encuentran consignados los nombres de los siete ángeles que se encuentra de pie ante la presencia de Dios. Cada lado del heptágono contiene siete casillas, de forma que para encontrar los nombres angélicos se requiere trasponer cada lado de forma que quede formando una columna en una matriz 7X7. Los nombres proceden de la lectura de cada fila de dicha matriz, dando saltos de línea de ser necesario hasta encontrar la siguiente mayúscula. Así:

Produce:

Zaphkiel (Saturno)
Zadkiel (Júpiter)
Cumael (Marte)
Raphael (el Sol)
Haniel (Venus)
Michael (Mercurio)
Gabriel (la Luna)

Los cinco niveles siguientes están todos basados en un arreglo matricial de 7X7. A saber:


Este arreglo se consigue de tomar las frases ubicadas ente el heptágono exterior y el más externo de los heptagramas y de ubicarlas una debajo de la otra. Los grupos de nombres se consiguen recorriendo la matriz en diferentes direcciones. Los nombres de los arcángeles planetarios, por ejemplo, se encuentran escritos en zigzag, empezando desde la esquina superior izquierda (la S) y moviéndose hacia la derecha (el “el” de cada nombre se omite en la matriz). 


Tomando nota de las letras por las cuales se atraviesa al seguir el camino en zigzag y adicionando “el” al final de lo obtenido formamos:

Sabathiel (Saturno)
Zedekieiel (Júpiter)
Madimiel (Marte)
Semeliel (el Sol)
Nogahel (Venus)
Corabiel (Mercurio)
Levanael (la Luna)

Como tal, los nombre entre el heptágono y el heptagrama exteriores, obtenidos de cada fila de la matriz, son los “nombres de Dios, no conocidos por los ángeles, que no pueden ser pronunciados ni leídos por el hombre”. Estos nombres representan a los Gobernantes Celestes próximos a nosotros, por lo que el sello, leído de su estructura más externa hacia adentro, es una representación del descenso del poder de Dios hacia el mundo.

Existen cuatro niveles adicionales de seres dentro del sigilo, los Hijos y las Hijas:

"Cada letra de los nombres de los Arcángeles da a luz siete hijas. Cada hija produce a su hija, con lo cual son siete. Cada hija de hija da a luz un hijo. Cada hijo en sí mismo es siete. Cada hijo tiene su hijo, y su hijo es siete."

Los siete nombres dentro de cada esquina del heptagrama exterior corresponden a los nombres de las Hijas de la Luz, que también pueden ser leídos en la matriz 7X7, la misma de la que se derivan, leyendo en zigzag como habíamos visto, los nombres de los Arcángeles Planetarios. A diferencia, los nombres de las Hijas se obtienen de esta matriz empezando desde la esquina superior derecha y avanzando en diagonal de izquierda a derecha.

Los nombres dentro de las líneas de los heptagramas son los Hijos de la Luz, que también pueden ser obtenidos de la matriz de la misma forma que con las Hijas. En realidad, los nombres de las Hijas empiezan con la E en la esquina superior derecha del arreglo y terminan en la diagonal que une la esquina superior izquierda con la esquina inferior derecha (stimcul). Los nombres de los Hijos empiezan en dicha diagonal (nuevamente stimcul) y terminan en la esquina inferior izquierda.

Los nombres en los dos heptágonos centrales corresponden a las Hijas de las Hijas y los Hijos de los Hijos, los cuales se obtienen de la matriz leyendo en diagonal, empezando de la esquina superior izquierda hasta la diagonal que une la esquina superior derecha con la esquina inferior izquierda para las Hijas de las Hijas, y de la diagonal hasta la esquina inferior derecha para los Hijos de los Hijos.

Finalmente, en el centro del sello, nos encontramos con un pentagrama en donde se repiten los nombres de los Espíritus Planetarios. “Zabathiel” (sin “el”) se ubica en el exterior, alrededor de la estrella. Los siguientes cinco espíritus se encuentran cerca al centro, formando un círculo y con las iniciales enmarcadas dentro de las esquinas del pentagrama. Levanael, la Luna, se ubica en el centro, envolviendo la cruz, que es un símbolo comúnmente usado para la Tierra (nótese que la tierra se ubica aquí en el centro de todos los poderes divinos y celestes).

Este es el fin del sello. Espero haber sido lo suficientemente clara desentrañando sus intrincados significados, que a mí en lo personal me exigieron cierto esfuerzo.

Como no quiero alargar la cosa más, les comparto mi poema “Ceremonial” y los dejo con la canción de Enigma, la Puerta del Cielo, de su álbum Seven Lives Many Faces (hablando del número siete…). Ya saben que aprecio mucho sus comentarios y que me encantaría leer lo que piensan de esta entrada.
Ceremonial

Por las perlas de tus ojos,
alfombras de tus manos,
dime, gitana
¿a qué precio tasas mi destino?
¿Merezco el paraíso,
el portal de tus vicisitudes?
¿Merezco un beso casto
o la euforia de tus labios?

Deja que la flama se levante
y que mi corazón sea uno
con las danzas de los hombres.
Deja que las cenizas callen
y que sean nuestras bocas
las que canten nuevos himnos
para colmar así el silencio de las noches.
Tú y yo somos ese instante
en que la casualidad se transforma
en el destino,
en que las notas de las flautas
y las danzas de los faunos
constituyen una nueva sinfonía
nacida para exaltar al hombre.

Permite que los puros nos taches de herejes,
deja que los otros se coronen entre santos,
en esta noche en que bailamos entre
las vehemencias encabritadas
de los instrumentos,
somos en conjunto
los señores de este mundo.

Guarda tu santidad en tus
ánforas doradas,
retira de tu frente amplia
la corona de la juventud,
decórate con musgo
y con el lucero de la madrugada,
envístete de fuego
y simbolízate con pasión.

Demonio de sangre y carne,
madera que ardes pero no te consumes,
pinta con arena roja y pies descalzos
el camino ascendente que hemos de seguir los condenados.
_______________________________
Estefanía Figueroa Buitrago 

domingo, 16 de agosto de 2015

El Lamento de Ícaro

Ícaro
(I)

Yo soy de los opuestos,
y me complazco en vestir
esta soledad como la piel
que viste el lobo.
Una rosa alquitranada
en un pozo de cemento.
Abre bien los ojos
y mírame si es que piensas
que puedes alcanzarme.
A este manto que me cubre
he teñido de crepúsculo,
y la luz que he conquistado
en mis ánforas guardado.

Partiste siendo lirio
y volviste siendo espada
y mi cuerpo, en esta espera,
por la muerte fue moldeado.
Ahora brillas demasiado
y te alzas muy alto
para estos ojos
a las sombras habituados.

He tejido una mortaja
con los días del pasado
y con suma ligereza
la he tendido en tu
recuerdo.
Ha de ser por ello
que me he rendido
a las suaves y gentiles
caricias de los
muertos.

¡Oh, juventud! Bienvenida al paraíso,
ven a contemplar las virtudes
de aquel que vendió su alma al dolor.

Si rehúyes mi mirada,
nada esperes de mis ojos.
_______________________________
Estefanía Figueroa Buitrago 

The Lament for Icarus, Herbert James Draper, 1898.

Ha llegado un nuevo mes y con él la oportunidad de volver a compartir un nuevo espacio con ustedes en mi blog. Espero que esta entrada llegue a ser más corta que las dos pasadas, que, como seguramente lo notaron, son eternas. Para esta ocasión quiero compartirles dos poemas de mi autoría inspirados indirectamente en Ícaro y de paso aprovechar la oportunidad para narrares un poco sobre este personaje de la mitología del que seguramente han escuchado hablar.

Ícaro era hijo de Dédalo, un reconocido arquitecto, artesano, escultor e inventor (la viva representación de la evolución científica) ateniense, famoso por haber diseñado el laberinto del rey Minos de Creta para encerrar al minotauro, un monstruo mitad hombre mitad toro nacido de la esposa del rey con el toro de Creta. Según la mitología, Poseidón, señor de las aguas, hizo salir al toro para que Minos lo sacrificara en su nombre. El rey encontró al animal tan esplendoroso que prefirió guardárselo como semental, incurriendo así en la ira del dios, quien como represalia hizo que la reina Pasífae se enamorara del toro y concibiera al híbrido.

Minos solía ofrecer sacrificios a la bestia, encerrándolos en el laberinto para que esta los matara. Tal es el caso de Teseo, hijo del noveno rey de Atenas Egeo, quien se postula como sacrificio voluntario para matar al minotauro de una vez por todas. Ariadna, hija del rey de Creta, se enamora del héroe en cuanto lo ve y, apenada por la posible muerte de este, le ofrece secretamente una bola de estambre que recibe de Dédalo para que el joven marque el camino recorrido. Teseo sigue los consejos que Dédalo le hace llegar a través de Ariadna y consigue llegar al centro del laberinto y darle muerte al minotauro.

Por la ayuda brindada al joven héroe, Dédalo es considerado un traidor y encerrado junto a su hijo Ícaro en el laberinto. Sabiendo que el rey Minos controlaba las rutas terrestres y marinas, Dédalo ingenia una manera de escapar por el único medio que se encuentra libre: el aire. El inventor trabaja entonces en dos pares de alas hechas de plumas unidas con cera para él y su hijo. Comprobado que funcionan, le ofrece un par a Ícaro, aconsejándole que no vuele ni muy alto ni muy bajo, sino que siga su guía, pues el sol o el agua del mar pueden llegar a dañar el artefacto. Los dos escapan, y en medio de la euforia del vuelo, Ícaro olvida las advertencias de su padre, elevándose por los aires más de lo debido, al punto que el calor del sol derrite la cera de sus alas. Aleteando inútilmente, Ícaro cae desde las alturas para ser recibido por las fauces del mar.

La historia da muestra de la fatalidad que la complacencia y el orgullo traen tanto sobre el ser humano como sobre los seres divinos. Muchos otros personajes mitológicos de otras religiones también han encontrado su desgracia al intentar elevarse más alto que el sol o que Dios mismo. Igualmente, el mito es un recordatorio de lo dañinos que los extremos pueden llegar a ser si el camino de la vida no se transita con mesura y escuchando los consejos de la sabiduría.

Ícaro
(II)

Aún si por medio de la presente lisonja
pretendo evitarle el trago pérfido de mi amarga indiferencia,
no aspiro a incurrir en innecesarias incongruencias,
ni en escritas con vana mano disfrazadas falsedades.

Es mi corazón de mi austera presencia callado prisionero
y no es usted, aunque ilustre, el elegido caballero
cuya predestinada comparecencia ante el tribunal de mis sentimientos
ha de dispensarlo de la mano férrea de mis trazadas estribaciones.

Entienda que mi hastío no pretende ser su verdugo impersonal,
ni que mis barajados silencios se regodean en agredir de afabilidad sus efluvios,
pero es mi alma un dios terrible seducido entre los pliegues de sus desvergüenzas
por el fervor y la excitación vertidos en tornasoles juegos indiscretos de las más extrañas alabanzas.

No dedique pues sus excelsas facultades a la tarea ingrata de intentar mutarme
- alevoso idilio despreciado por los ángeles-
ni convoque usted a Eros para que con sus de rojo tinte dardos
le de muerte a un Ícaro que desgraciadamente se ha elevado demasiado.
_______________________________
Estefanía Figueroa Buitrago 

Finalmente, les comparto la canción titulada From the Dionysian Days, del álbum Crowning of Atlantis de la banda sueca Therion, la cual, por si no lo han notado teniendo en cuenta la cantidad de canciones de ellos que coloco, es una de mis favoritas.


Muchas gracias a los que comentaron la entrada pasada, ando poniéndome al día con las respuestas. Como siempre, aprecio mucho el tiempo que dedican a leerme y a dejarme su opinión.

Saludos.